Cuando éramos niños
De niños….
No teníamos dinero, pero si imaginación.
No entendíamos de política, pero si del amor.
No éramos profesionales, pero teníamos creatividad.
No teníamos tanta tecnología, pero vivíamos entre utopías.
No habían problemas grandes, porque sabíamos que nada era demasiado importante.
No éramos pretenciosos, lo único queríamos de un castillo era construirlo en arena.
No nos dejaban trabajar, pero siempre queríamos colaborar.
No hubiéramos entregado nuestros dientes, aunque el ratón nos los hubiera comprado por un millón.
No había nada imposible, quien quería ser bombero lo era, quien quería ser princesa también, yo conocí miles de doctores en aquel entonces, en ese tiempo si sabíamos que la mente lograba todo.
Ahora, volviendo al HOY.
Donde tenemos una profesión, dinero, creatividad e imaginación, usemos todo esto a nuestro favor, sin afectar a los demás, aprovechemos cada una de las oportunidades y habilidades para crear cosas grandes.
Hoy, que entendemos de política, que podemos elegir, que sabemos lo que necesitamos para un mundo mejor, no dejemos que la avaricia y la corrupción se interpongan ante el amor, recordemos siempre poner en oración el bien común.
Utilicemos toda la tecnología, pero sigamos viviendo en utopías, que no nos deje de sorprender la grandeza del mar, que nunca prefiramos la comunicación virtual antes que sentir un contacto directo y real y que nadie nunca invada nuestra vida personal.
Sepamos que independientemente del tamaño del problema, derrota o momento difícil, para todo siempre hay una solución y que nada es demasiado importante.
Entendamos que una choza de paja es un castillo, si quien lo habita es feliz.
Trabajemos y colaboremos, pensemos en un mundo mejor de trabajo en equipo, de solidaridad y no de competencia.
El dinero es un medio para obtener recursos, pero nunca comprara el bienestar emocional y espiritual, por lo tanto pensemos bien lo que tenemos, para no sacrificarlo por unas monedas de más.
Recordemos que aun NADA es imposible y SU MENTE todo lo puede alcanzar, sea quien sueña ser. NUNCA ES TARDE.
¡Con amor, Jessi!